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Niño pequeño con gafas grandes

Lentes para el control de la miopía

La miopía es uno de los errores refractivos más comunes. Estudios apuntan a que para el año 2050, el 52% de la población mundial será miope.

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La alta miopía incrementa el riesgo de padecer varias alteraciones oculares como el glaucoma, cataratas, alteraciones maculares y / o desprendimiento de retina. Disminuir la progresión de la miopía en 1 dioptría durante la infancia reduce el riesgo de desarrollar maculopatía miópica y el desprendimiento de retina en un 40%. 

 

Los niveles de riesgo en función del nivel de miopía se representan en la siguiente tabla en comparación a una persona que no lo sea.

En España, más del 20% de los niños pequeños entre 5 y 7 años son miopes, en los que hay expectativas de miopías altas en el futuro. Esta cifra ha aumentado significativamente en los últimos 4 años.

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La miopía y las lentes convencionales

La miopía es un error refractivo que se produce cuando las imágenes quedan desenfocadas en un plano por delante de la retina.

 

Habitualmente este defecto refractivo se compensa con lentes esféricas negativas convencionales que enfocan la imagen en la retina central, lo que es importante para frenar el avance.

Sin embargo, estas lentes generan un desenfoque en la retina periférica que induce el crecimiento del ojo.

¿Cómo funcionan?

Este tipo de lentes consiguen una imagen clara en la zona de mácula (la cual es la zona de máxima visión), al igual que una lente para miopía convencional pero además se consigue compensar el desenfoque que se creaba en la periferia de la retina y hacía que el ojo intentara seguir creciendo para compensar ese desenfoque, convirtiéndose en un ojo más miope. De esta forma se consigue reducir el avance de la miopía en niños.

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